Se nos ha criticado mucho por estar obsesionados con los culos. Son miles los que afirman que el verdadero encanto femenino se encuentra en el espacio comprendido sobre el ombligo y bajo el cuello. Es decir: Las tetas. Y mientras más grandes, mejor, recalcan los senófilos.
Aunque para nosotros, un culo rotundo sea, además de más atractivo que cualquier pecho, infinitamente más funcional, práctico y manejable. Debemos reconocer que incluso el mayor fanático de las tetas termina disfrutando más del culo en el momento culminante del encuentro amoroso.
Sin embargo, seríamos mezquinos si no reconociéramos la belleza inherente a un par de abundantes globos amorosos dipuestos a ser succionados como queriendo retrotraernos a la primera infancia. No importa si son producto de la naturaleza o una carga de silicona injertada por algún cirujano plástico, las tetas son y serán dignas de nuestro respeto y emoción.